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Entrevista a la Dra. Marimer Pérez

Dra. Marimer Pérez

No hace falta esperar a dejar de menstruar para pedir ayuda.

La Dra. Marimer Pérez, con más de 25 años de experiencia en ginecología y obstetricia, es reconocida por su enfoque integrador y su compromiso con el bienestar de la mujer en todas las etapas de la vida. Fundadora del centro de salud femenina WoMer en Barcelona, su labor divulgativa sobre menopausia y salud femenina en su perfil @doctoramarimerperez, donde combina autenticidad, rigor y cercanía, le han valido una comunidad de más de 550.000 seguidores. Su labor ha sido destacada en publicaciones como La Vanguardia y El País, consolidándola como una referente en la divulgación de la salud femenina.

Eres una referente en divulgación sobre ginecología, obstetricia y menopausia, a través de tu perfil en redes sociales. ¿Qué impacto crees que tiene la divulgación en redes en la consulta médica y en la educación de las pacientes? 

La divulgación bien hecha tiene un impacto brutal. Las redes me han permitido llegar a mujeres que quizás no habrían pisado una consulta hasta estar muy desbordadas. Cuando una paciente llega y me dice "Mer, lo vi en uno de tus vídeos y por eso pedí cita", sé que ya hemos ganado. Porque ya no parte desde el miedo, sino desde la curiosidad y el deseo de cuidarse. Las redes no sustituyen la consulta, pero ayudan a que esa consulta esté mucho más informada y centrada en lo que realmente importa.

Muchas mujeres llegan a la perimenopausia sin información clara sobre lo que está ocurriendo en su cuerpo. ¿Cuáles son los síntomas más infravalorados y qué mensaje deberíamos transmitir desde la consulta para que estén mejor preparadas?

Muchísimas llegan sin saber que están en perimenopausia. "Mer, no me reconozco" es una de las frases más frecuentes. Los síntomas más infravalorados suelen ser los emocionales: labilidad emocional, ansiedad, insomnio, irritabilidad… También los físicos menos visibles como el dolor articular o la fatiga mental. El mensaje clave es que no hace falta esperar a dejar de menstruar para pedir ayuda. Hay señales que debemos validar antes, y la información es la mejor aliada para anticiparse.

Los cambios en el peso y la distribución de la grasa corporal son habituales en esta etapa. ¿Qué factores hormonales o metabólicos contribuyen a estos cambios y cómo se pueden manejar desde la nutrición?

La bajada de estrógenos, junto al descenso de progesterona y, en algunos casos, un aumento relativo de andrógenos afecta directamente al metabolismo y a la redistribución de la grasa corporal, especialmente en la zona abdominal. Además, la resistencia a la insulina y la pérdida de masa muscular acentúan el problema. Por eso es clave revisar la alimentación: reducir azúcares, aumentar proteína de calidad, grasas saludables y fibra. Pero siempre con una mirada amable, no restrictiva.

En la menopausia, hay un aumento del riesgo de ciertas patologías como osteoporosis y enfermedades cardiovasculares. ¿Cuáles son los nutrientes esenciales en esta etapa y cómo podemos reforzar su ingesta en la alimentación diaria?

Calcio, vitamina D, magnesio, vitamina K2, omega-3 y proteínas de calidad. Y no olvidemos el hierro si hay pérdidas prolongadas o dietas restrictivas. Podemos reforzarlos con alimentos como pescado azul, vegetales de hoja verde, legumbres, frutos secos, huevos, lácteos enteros fermentados y semillas. La clave es una dieta antiinflamatoria, variada y adaptada al momento vital de cada mujer.

En tu práctica diaria, ¿cuándo consideras que los complementos alimenticios pueden ser una herramienta útil y cuáles son los más respaldados por la evidencia científica en ginecología?

Los complementos son útiles cuando hay un déficit claro, síntomas persistentes o condiciones específicas que lo requieren. En menopausia, por ejemplo, el omega3, la vitamina D, el magnesio, la melatonina, los fitoestrógenos como la cimicífuga o las isoflavonas de soja pueden ser de gran ayuda. También los probióticos en casos de desequilibrio de la microbiota. Eso sí, siempre bajo indicación médica y con evidencia detrás, no por moda.

Desde tu experiencia, ¿qué hábitos de vida saludable marcan la diferencia en la calidad de vida de la mujer a lo largo de sus distintas etapas hormonales?

El ejercicio de fuerza es, para mí, la "pastilla" más potente que tenemos. Y lo digo sin matices. Pero también el descanso, el manejo del estrés, una buena alimentación y la conexión social. No hay salud hormonal sin una mirada integral. No podemos seguir abordando los síntomas por separado si no miramos el cuerpo y la mente como un sistema completo.

Además de la nutrición, ¿qué otros aspectos del autocuidado deberíamos reforzar en nuestras recomendaciones para que las mujeres tengan una mejor calidad de vida?

El autocuidado emocional. Aprender a decir que no. Rodearse bien. Darse permiso para descansar. Pedir ayuda psicológica cuando hace falta, sin sentir que estamos "fallando". Cuidar nuestra sexualidad, aunque cambie. Y por supuesto, volver al cuerpo: movimiento, conexión, contacto. No nos enseñaron a escucharnos, pero es algo que podemos (y debemos) aprender.

La empatía y la comunicación son clave en la relación médico-paciente, y tú eres un buen ejemplo de ello. ¿Qué consejos darías a los profesionales de la salud para generar una experiencia positiva en consulta?

Escuchar sin prisa. Validar lo que la paciente siente. Y no juzgar. A veces no tenemos la solución perfecta, pero la manera en que acompañamos también cura. Yo siempre pienso: si fuera mi madre, mi hermana, mi amiga... ¿cómo me gustaría que la trataran? Esa es mi brújula.

¿Qué mitos sobre la menopausia te gustaría desterrar de una vez por todas?

Que la menopausia es el principio del fin. Que hay que aguantarse. Que la terapia hormonal da cáncer sí o sí. Y que solo es cosa de mujeres mayores. La salud hormonal empieza mucho antes y nos acompaña toda la vida. Basta ya de vivirla desde el silencio o el tabú.

Y, por último, si pudieras dar un solo consejo a todas las mujeres para mejorar su salud a lo largo de la vida, ¿cuál sería?

Tu cuerpo habla mucho antes de que algo grave ocurra. Y mereces atenderte con la misma dedicación con la que cuidas a los demás. La información es poder, pero el amor propio sostenido en el tiempo es la verdadera medicina.