Por la doctora Laura Camurri. Nestlé Institute of Health Sciences
A la mayoría de nosotros nos han dado alguna vez el mismo consejo para perder peso: hacer ejercicio y comer alimentos apropiados en la cantidad adecuada. Pero, según nuevas investigaciones científicas, podría existir una nueva dimensión: la actividad celular de nuestro cuerpo afecta al peso que se pierde o a la respuesta del cuerpo ante determinados alimentos.
En el Nestlé Institute of Health Sciences, nuestro equipo está estudiando la pérdida de peso desde el punto de vista molecular: ¿Cómo metaboliza el cuerpo los alimentos? ¿Por qué para algunas personas es más fácil adelgazar? ¿Por qué algunas personas consiguen mantener esa pérdida de peso y otras no? ¿Y por qué adelgazar ayuda a prevenir la diabetes en algunas personas pero no en otras?
¿Por qué algunas personas pierden peso más fácilmente que otras?Estas preguntas son importantes para avanzar hacia una visión más personalizada de la nutrición y la salud. Al comprender las variaciones moleculares de las personas, la comunidad médica puede ofrecer soluciones que realmente funcionen, en lugar de intentar aplicar el mismo método a todos.
Hemos invertido en investigación para ayudar a las personas a comprender mejor su propio metabolismo y sus necesidades únicas de nutrición, esperando encontrar soluciones más personalizadas. He aquí tres nuevos descubrimientos de nuestra última investigación científica:
Investigamos los efectos del ejercicio en las mitocondrias
Las células contienen mitocondrias, que pueden definirse como pequeños motores que hacen funcionar las células. Estas mitocondrias convierten los alimentos en energía, y no todos tenemos la misma cantidad de estos componentes. La gente joven que hace mucho ejercicio tiene centenares de mitocondrias en sus células, mientras que la gente mayor o las personas poco activas tienen muchas menos y, por tanto, menos "poder" para producir energía a partir de los alimentos.
En diciembre de 2016, desde Nestlé dirigimos un estudio junto con la Universidad de Lausana y la École Polytechnique Fédérale de Lausana para estudiar los efectos del ejercicio en estos motores celulares. Y descubrimos algo fascinante: el ejercicio no solo aumentó el número de mitocondrias presentes en las células, sino que también hace que se agrupen las proteínas productoras de energía que contienen las mitocondrias. Esto significa que el ejercicio provoca un cambio real en el proceso de convertir los alimentos en energía y que hace que la generación de energía sea más eficiente.
¿Y por qué es importante esto? Porque nos lleva a pensar en crear soluciones nutricionales personalizadas para reproducir los efectos del ejercicio, ahora sabemos que aumentar el número de mitocondrias no sería suficiente. Para ser más eficiente, también tendríamos que ayudarles a hacer que sus proteínas se agruparan. De hecho, estamos intentando unir mitocondrias dentro de la célula para que interactúen entre ellas.
Un "interruptor general" metabólico
Somos conscientes de que suena extraño que pueda haber un producto nutricional que reproduzca los efectos del ejercicio. Pero no es tan descabellado como parece.
Hemos investigado los efectos de una enzima denominada AMPK, una especie de interruptor general metabólico que ayuda a los músculos a convertir la glucosa y la grasa en energía. La AMPK alerta al cuerpo de cuándo necesita más energía (por ejemplo, cuando hacemos ejercicio). Nuestros equipos han descubierto que la AMPK puede controlarse y eso significa que podría existir una forma de trabajar con la enzima para trasladar más glucosa de la sangre al músculo y aumentar así la cantidad de grasa que se convierte en energía.
Una innovación como ésta no debería ser un sustituto del ejercicio, pero podría ayudar a personas con afecciones crónicas como la obesidad o la diabetes tipo 2 que no pueden realizar ejercicio con normalidad, o a los que se recuperan de una lesión que limita su actividad física. Si podemos desarrollar un producto que aumente los efectos de la AMPK, podría proporcionarse a alguien que simplemente realice un paseo a paso ligero el efecto de aumento del metabolismo que supone correr 20 minutos o ir en bici unos 40 minutos. Abre una perspectiva muy interesante para quienes luchan contra una enfermedad crónica.
Un tipo de huella distinta
La diabetes de tipo 2 también constituye un área potencial de investigación. En personas que son prediabéticas o con sobrepeso, se cree que perder peso evitará el desarrollo de la enfermedad. Pero esto no siempre es así. La comunidad científica nunca ha estado segura de por qué algunas personas que pierden peso consiguen evitar el desarrollo de la diabetes de tipo 2, mientras que otras la desarrollan a pesar de la pérdida de peso.
Iniciamos un estudio junto con investigadores de universidades de Maastricht y Copenhague que descubrió algunos marcadores en sangre (que estamos empezando a describir como una “huella lipídica”) que pueden empezar a diferenciar a las personas prediabéticas que es probable que respondan a la pérdida de peso con un mejor control del azúcar, con lo que podría evitarse la diabetes de tipo 2.
Esta huella proporciona lo que se denomina un “marcador biológico” que permite a los profesionales de la salud saber qué pacientes responderán o no con un mejor control del azúcar después de una pérdida de peso. Esto puede ayudarles a elegir un camino nutricional individualizado que se adapte mejor a la situación del paciente. Dicho de otro modo, podría cambiar nuestro enfoque del diagnóstico y el tratamiento de las personas con riesgo de desarrollar diabetes.
¿Y qué significa todo esto?
Cada vez somos más conscientes de que cada cuerpo se comporta de forma diferente. Si bien hay métodos básicos que todos podemos adoptar para mejorar nuestra salud, también queda mucho por descubrir y mejorar en una escala más personalizada.
Nuestras investigaciones nos están ayudando a comprender cómo pueden los productos nutricionales reconfigurar nuestra forma de ver la salud. Y la pérdida de peso es solo una pieza de ese puzle.