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Intolerancias y alergias a los alimentos

Entrevista a la Dra. Montserrat Fernández Rivas

Las alergias a los alimentos han aumentado en todos los grupos de edad, pero también es cierto que se diagnostican mejor

La doctora Montserrat Fernández Rivas es médico especialista en Alergología e Inmunología Clínica. Dirige el Servicio de Alergia del Hospital Clínico San Carlos en Madrid, así como el grupo de investigación en Alergia del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdISSC). Ha sido galardonada por la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica por su contribución al conocimiento de las alergias alimentarias y a su trayectoria profesional de investigación clínica en alergias a alimentos. En su faceta como docente, es profesora asociada de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

¿Cuáles son las principales alergias alimentarias que atienden en el Servicio de Alergia?

Las principales alergias a alimentos van cambiando con la edad. En los niños menores de 3 años son la leche y el huevo, pero al menos 2/3 desarrollan tolerancia espontáneamente antes de los 5-6 años. De los 3 a los 12 años, en la edad escolar, vamos encontrando alergias a pescados, mariscos, legumbres, cacahuetes y frutos secos y frutas frescas. A partir de la adolescencia y en los adultos, las alergias más frecuentes son a alimentos de origen vegetal, como las frutas (melocotón, melón y kiwi, las más frecuentes), cacahuetes y frutos secos (nuez y avellana, los principales).

¿Existe realmente un aumento de alergias alimentarias de los últimos años, o se trata más bien de una mayor concienciación y diagnóstico?

Estudios epidemiológicos realizados en las últimas décadas indican que existe un aumento de la alergia a alimentos en todos los grupos de edad, pero también es cierto que se reconocen y diagnostican mejor. Los pacientes y los médicos de atención primaria conocen mejor lo que es una alergia a los alimentos, y los alergólogos disponemos de mejores pruebas diagnósticas, lo cual también favorece que se diagnostiquen con mayor frecuencia.

Hay personas que desarrollan alergias en la infancia y otras que lo hacen de adulto. ¿De qué depende? ¿O por qué una persona que ha comido durante años un determinado alimento sin ningún problema de repente empieza a manifestar síntomas de alergia cuando lo consume?

La respuesta normal, equilibrada, del sistema inmunológico a los alimentos según se van introduciendo en la dieta en la infancia es la tolerancia. Los mecanismos que conducen a una respuesta alterada, alérgica, son complejos, multifactoriales y no están totalmente establecidos. En niños con una carga genética adecuada, factores ambientales relacionados con el estilo de vida de las sociedades desarrolladas producen una alteración de la microbiota, lo que, asociado a alteración de la barrera cutánea y un retraso en la introducción de los alimentos en la dieta, puede favorecer el desarrollo de alergia a alimentos en la primera infancia.
También sabemos que la alergia a alimentos puede debutar más tarde perdiéndose la tolerancia previamente adquirida. El más conocido y más frecuente de los tipos de alergia a alimentos de debut tardío es el Síndrome Polen-Alimentos. En este caso, se desarrolla alergia respiratoria a pólenes con sensibilización por vía inhalada a alérgenos lábiles a presentes en los pólenes y también en alimentos vegetales (frutas, verduras, frutos secos), de manera que, tras el debut de la rinoconjuntivitis o asma alérgico por pólenes, aparecen reacciones a alimentos vegetales que previamente se toleraban.

Hasta hace poco, la única manera de tratar las alergias alimentarias era evitar completamente el alérgeno. Sin embargo, actualmente contamos con la inmunoterapia. ¿Cuál es su potencial terapéutico?

La inmunoterapia con alimentos es capaz de producir una modulación de la respuesta inmunológica que permite subir el umbral de respuesta (la cantidad que desencadena una reacción alérgica) al alimento o incluso llegar a consumir una ración normal y normalizar la dieta. En este momento, hay evidencia científica suficiente que demuestra la eficacia de la inmunoterapia oral con leche, huevo y cacahuete en niños y adolescentes. Sin embargo, son tratamientos largos, que conllevan la aparición de reacciones frecuentes, de manera que están dirigidos a individuos con alergias persistentes y graves, con deterioro importante de su calidad de vida, y que estén muy motivados para cumplir con el tratamiento. La inmunoterapia oral solo debe ser realizada en centros expertos que cuenten con el personal y equipamiento necesarios para manejar con seguridad a estos pacientes.

Las personas que sufren alergias alimentarias se encuentran con dificultades en el momento de adquirir algunos alimentos. ¿Qué opinión le merece el etiquetado precautorio de alérgenos en los alimentos?

El etiquetado precautorio de alérgenos (EPA) es una manera de comunicar riesgos al consumidor alérgico que solamente debe aplicarse cuando, a pesar de un adecuado control de alérgenos, existe un riesgo significativo y demostrable de contaminación cruzada. El EPA no se debe usar como sustituto de buenas prácticas industriales. Además, es voluntario y no está regulado. Se ha demostrado una gran variabilidad en la cantidad de alérgeno presente en productos con EPA. El uso de este es cada vez más amplio, lo que genera en el consumidor alérgico confusión, desconfianza al interpretarlo como un uso defensivo, y limita las opciones de compra. También favorece actitudes peligrosas si se subestima el riesgo. Es necesaria una regulación del EPA para terminar con la confusión.